La tortuga boba, una especie marina, sabe permanentemente donde se encuentra durante sus migraciones, aún cuando la costa más cercana se encuentra a cientos de kilómetros de distancia.
La clave para su sentido de navegación es que detecta mínimas diferencias del campo magnético terrestre. No sólo reconoce la longitud geográfica sino también la latitud, informan Nathan Putman y Kenneth Lohmann de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos, en un artículo publicado en la revista Current Biology.
Ya era conocido que las tortugas bobas (Caretta caretta) eran capaces de detectar el campo magnético terrestre en sus migraciones a lo largo del Atlántico.
Sin embargo, las líneas del campo magnético se alinean de norte a sur de acuerdo al eje de rotación de la Tierra. Por este motivo, era un enigma comprender cómo estos reptiles lograban determinar su posición este-oeste.
Los investigadores estadounidenses presumen que las tortugas también usan para ello las informaciones magnéticas.
“Casi todas las regiones a lo largo de la ruta migratoria se caracterizan por una combinación única de inclinación de la línea del campo magnético en relación con la superficie terrestre e intensidad”, indicaron Putnam y Lohmann.
LA INVESTIGACIÓN
En su experimento, los especialistas hicieron nadar a tortugas bobas recién nacidas en una especie de piscina oscura con una cuerda, alrededor de la cual imitaban a través de bobinas manejadas por computadoras la huella magnética de diferentes regiones del Atlántico.
En su experimento, los especialistas hicieron nadar a tortugas bobas recién nacidas en una especie de piscina oscura con una cuerda, alrededor de la cual imitaban a través de bobinas manejadas por computadoras la huella magnética de diferentes regiones del Atlántico.
Si los expertos simulaban el campo magnético típico de la región frente a Costa Rica, las tortugas nadaban en dirección noreste. En cambio, con un campo magnético cercano a las Islas de Cabo Verde, los animales se dirigían en dirección sudoeste.
Esto demuestra que las tortugas bobas usan su sentido magnético tanto para las informaciones de las longitudes como latitudes con lo que pueden navegar de forma segura en el océano.
Sin embargo, aún se debe seguir estudiando la precisión de esta orientación. El llamado “problema de grado de longitud” fue también para los seres humanos un problema fundamental para los viajes largos en el mar abierto.
Fuente: tercera.com
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