El doctor zootecnista, Édgar Islas Calderón, miembro de la Asociación Mexicana de especialistas en Nutrición Animal (AMENA) corroboró para el ELUNIVERSAL los resultados de la investigación practicada en el Reino Unido en la que se estableció que los gatos prefieren alimentos similares a sus presas naturales.
Uno de los factores que motivó la investigación sobre los felinos y su alimentación “fue por estudios que muchas veces en el campo alimenticio se asumen, pero no comprueban la validez de la información, ni la estructura sobre la forma correcta de alimentación de los animales”, una especie de “vicio” que hereda dueño de una mascota, quien proveé a su animal la ración que indica la bolsa de comida comercial, expresó Islas.
Aunque la investigación duró dos años en Inglaterra, el especialista recalcó que se dedicó mucho tiempo para conocer la forma como se nutren los gatos, pues no es común que una institución en este caso el Centro Waltham dedique tanto tiempo a un área tan especifíca de análisis nutricional. Esto permitió conocer la calidad de vida de los felinos y las razones preferentes sobre qué ingestar.
Los datos estadísticos arrojaron que los gatos cosumen por elección 26g/día de proteínas, 9g/día de grasas y 8g/día de carbohidratos, la forma ingestante radica a las especies de las cuales son depredadores y ellos químicamente ordenan la forma del alimento de acuerdo a lo que necesitan.
La diferencia entre mininos callejeros, domesticados o una raza puntualmente determinada no afecta en torno a la alimentación porque a diferencia del perro, los gatos tienen una morfología muy similar -la variabilidad complica para los caninos establecer estructuras de alimentación-, que en los felinos logra establecer un patrón más puntual, sostuvo Islas Calderón.
La forma como se comprobó que los gatos prefieren una ingesta proteínica superior a consumir grasas o carbohidratos se dio por sensores de los aminoacidos en los gatos y los tipos de éstos,que permiten el rechazo a ciertos alimentos.
Por ello cuantifican mejor su dieta contrario a lo que suecede con el ser humano, quien come de acuerdo al impulso del antojo o una preferencia razonada que no siempre es la más adecuada.
“De ahí que se deriven muchos problemas en la especie humana, mientras los gatos balancean lo que comen y el uso, que determina la misma morfología, la comida”, comentó el delegado de AMENA.
Durante la investigación no se presentaron efectos colaterales, el único es que de acuerdo a la dieta y a la temperatura en la que se encontraban los felinos se podría deducir que ocurren malestares estomacales o energéticos, que eran estimulados por lo que los gatos comían y la climatología en que se desarrollaban.
La naturaleza del felino carece de una alta capacidad para digerir carbohidratos, aunque les guste comerlos no los digieren bien. La química sensorial y a través de mapas genéticos se percibió que ellos no pueden captar el sabor dulce. El gato, como cazador, piensa en alimentarse mejor a través de proteína que de grasas o carbohidratos.
“Parte de estos estudios y a través de la experiencia milenaria es como se puede desarrollar mecanismos de la preservación de animales, pero con sanidad”, acotó el zootecnista.
A pesar de la buena dieta felina, éstos no podrían volverse vegetarianos puesto que en su alimentación necesitan las dosis específicas y no pueden prescindir de ciertos alimentos como la carne, en este caso, por la proteina.
En referencia al trabajo de investigación en el caso de México y esto ligado para América Latina, Islas Calderón dijo que se realizan sustentos con base en investigaciones hechas en otros países del primer mundo, quienes cuentan con un mejor presupuesto para proyectos novedosos en todo tipo de ciencia.
México tiene un recurso muy limitado para ello y es necesario también que la industria participe para formular alimentos convenientes al gato e instruir al amo del felino, sobre cómo es correcto balancear la dieta del felino, basado en el instinto natural del animal.
Fuente: Eluniversal.com.mx
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